Una familia decente – Cap II

 Los padres de Karen ya están en casa y, pese a todos los problemas que ha generado, Eduardo le comunica a su hija la buena nueva, que esta comprometida con un apuesto joven de una familia muy respetada dentro de la congregación. La joven, abrumada por el miedo a no llegar virgen al sagrado matrimonio y avergonzar a su familia, decide pedirle consejo al hombre más recto y decente que conoce, su mentor, don Urias. Sin embargo, la inocente y hermosa prometida conocerá la verdadera cara de aquel marchito hombre que ella tanto admira y respeta.

El joven matrimonio ha recibido a don Renato en su hogar. Karina ha hecho su parte, portándose coqueta y sensual. El maduro invitado, sin poder aguantarse, ya la ha toqueteado debajo de la mesa, en presencia de Guillermo, su marido, quien parece ignorante a lo que sucede entre su esposa y su jefe. La hermosa mujer, revolucionada por el alcohol, se verá expuesta a inesperadas situaciones que la mantendrán al limite de la infidelidad. Las rondas de copas siguen fluyendo. ¿Qué sucederá cuando Guillermo, siguiendo su plan, simule caer inconsciente por haber bebido de más?

Gina es sorprendida por los dos hermanos, don Carlos y don Ángel. Nunca pensó que aquel par de viejos amigos de su padre pudieran ser tan traicioneros. Por otro lado, su padre, don Rodolfo, se ve enfrentado a una realidad devastadora y debe tomar una decisión que marcara el futuro de su hija. Dentro de la humilde casa, Gina se ve presa de su propia ingenuidad y de los macabros deseos de sus jefes. Ya no tiene adonde ir ni a quien pedirle ayuda y ni siquiera se imagina que su padre no esta de viaje, sino que será testigo de todo lo que suceda con ella en su propio hogar.

 Karen no puede creer lo sucedido con don Priscilo, pero, muy a su pesar, tendrá que volver a entregarse al vil jardinero, debido a las infames amenazas de aquel hombre. Mientras tanto, los inocentes padres de Karen, comparten con don Urias, líder supuestamente intachable de la congregación, en el lejano hotel donde comparten las familias más respetables de la conservadora agrupación. Mientras su hija es obligada a entregar su cuerpo, Eduardo, ignorante de todo aquello, es puesto contra la pared cuando le piden comprometer la mano de su hija en matrimonio.