La Decisión de Karina
La infidelidad de la cada vez menos arrepentida Karina sigue su cauce en la pecaminosa noche que está viviendo junto a don Renato y Guillermo. Habrá una infinidad de sentimientos contradictorios que le harán juramentarse que solo dejará que don Renato posea su cuerpo, pero no a ella, no a su persona. ¿Serán estos sentimientos suficiente blindaje para salvaguardar la moralidad de nuestra bella catequista?
El precio de la ambición lleva a Karina a ponerse de rodillas ante don Renato, con su marido durmiendo en la misma habitación. La bella catequista se siente humillada y asqueada por las condiciones que la tiene el jefe de su marido. Son cerca de las tres de la mañana, solo faltan un par de horas para que amanezca, y Karina ni siquiera imagina las morbosas indecencias que don Renato tiene preparadas para seguir mancillado su matrimonio.
Don Renato ha logrado emprender en dirección al departamento del joven matrimonio. Amparado en la oscuridad de una céntrica gasolinera, agotará todos los recursos necesarios para excitar a la bella hembra que Guillermo tiene por esposa. Sus deseos por volver a tenerla lo superan. Pero Karina no dudará en resistirse. Sabe del error cometido hace una semana atrás, y está arrepentida. Sin embargo, justo cuando cree que podrá mantenerse integra, se verá acorralada por el jefe de su esposo y tendrá que tomar una rápida decisión.
La improvisada cena reunión entre empleado, esposa, y jefe se lleva a cabo en el concurrido restorán elegido por el tenaz don Renato. Karina intentará por todos los medios posibles mantener a raya al hombrón. Está segura de que intentará sacar a su marido de en medio para quedarse a solas con ella y así terminar lo que de alguna forma habían dejado pendiente. En tanto, don Renato está fascinado por la nueva ocasión que se le presenta. No ha pasado un solo día sin recordar el momento que eyaculó en el aire. Por lo mismo, hará todo lo que esté a su alcance para que la bella mujer de su empleado cumpla con lo prometido la última vez que se vieron.
Don Renato se ha ido insatisfecho del departamento del joven matrimonio. En los próximos días buscará la manera de satisfacer esas ganas con las que lo dejó la fabulosa mujer de su empleado. Karina retorna a su vida cotidiana y al trabajo, consternada por la falta cometida. Mantiene la esperanza de que el jefe de su marido no lo ascienda y así poder olvidar todo aquello. Sin embargo, con los acontecimientos acaecidos, se viene raudo la promoción de Guillermo. El súper jefe sabe que ahí está la clave para poder probar otra vez las suculencias de Karina.
Por fin don Renato ha logrado doblegar a Karina. Mientras Guillermo duerme a pata suelta drogado por su propia esposa, aquel femenino cuerpo le hará sentir infernales sensaciones al jefazo, que tiene planes muy perversos para tan esperado acontecimiento. Aun así, no todo es color de rosas para el amachado directivo, pues Karina pone en la mesa una carta que don Renato nunca podría haber imaginado.
Guillermo, según lo planeado con Karina, se ha ido a comprar cigarrillos. Es el momento en que su bella esposa debe exponer sus encantos para lograr su ansiado ascenso. A su regreso, percibe que algo extraño está ocurriendo. No sabe cómo definirlo, pero es algo que lo pone más atento a lo que pudiese estar sucediendo entre su mujer y su jefe. Sin embargo, don Renato, tenaz y astuto, ha ideado una perversa estrategia para lograr poseer a la hermosa esposa de su empleado, una en donde Karina tendrá activa participación si pretende, al fin, sacar a su marido definitivamente de en medio.
La visita de don Renato al departamento del feliz matrimonio sigue causando estragos. Guillermo continua en la cocina, confiando en que su mujer no hará más que lo justo y necesario para caerle en gracia a su jefe y conseguir su ascenso. Karina, sin embargo, cada vez esta más confundida con todas las cosas que le provoca don Renato, quien no tardará en tomar las riendas de la noche y empezar a hacer lo que mejor se le da: mandar.
Karina está sumamente nerviosa. Por fin ha llegado la noche en que don Renato, el jefe de su marido, ha vuelto a cenar con ellos. Sin embargo, las dudas atenazan nuevamente a la hermosa catequista, que trata con desesperación obtener de boca de su esposo el beneplácito de los pecados que su descabellado plan la conducirá a cometer. Guillermo, ciego por obtener ese ansiado cargo, la dejará prematuramente sola en manos de un hombre poderoso y sin escrúpulos, que, sin ellos saberlo, tiene sus propios objetivos para esa velada.
Don Renato por fin ya está al interior del departamento de Karina. Sabía que su estrategia para confundir a su esposo había dado muy buenos frutos. Sin embargo, le ha salido gente en el camino, y también tendrá que tomar serias decisiones al respecto. Guillermo, ilusionado, ya cuenta las horas para comenzar a gozar de todos los beneficios que lograra obtener gracias a este segundo y simple coqueteo de su bella mujer con su jefe. En tanto, la bella catequista, al sentirse tremendamente curiosa con la visita del tosco hombre sorprenderá tanto a su marido como al viejo director con una insana decisión que toma con los dos hombres al interior de su departamento.
Los sucesos venideros se aproximaban a pasos agigantados al departamento de Karina. Nuevas sensaciones, placeres prohibidos, son los que está comenzando a experimentar la joven dueña de casa debido a una difícil decisión. En tanto, Guillermo pasa de un estado de incredulidad a terribles dudas, y sospecha de las verdaderas razones de su bien portada compañera de vida. ¿Podrá la exquisita catequista dominical hacer cambiar de parecer a su dubitativo marido?
Don Renato está obsesionado con la idea de volver a ver a la hermosa Karina y poseerla. Esto lo lleva a urdir una vil estrategia con la cual piensa hacer que sea el mismo Guillermo quien se la entregue en bandeja de plata. Mientras, Karina a dado su aprobación para que su marido otra vez llevé a su hogar al hombre causante de sus extrañas aflicciones. Angustiada, llega a la conclusión de que necesita ser aconsejada.
Karina es víctima de los sucesos que han acontecido en su vida. No puede sacar de su cabeza los torcidos consejos de su amiga Judith, y no deja de pensar en los sueños húmedos que ha tenido con don Renato y su gran herramienta. Sin embargo, las sensaciones que ha experimentado han resquebrajado su moral y buenas costumbres, a tal punto que hará algo impensado para ella. Por otro lado, Guillermo compite contra el tiempo; debe convencer a Karina de que acepte otra cena con su jefe, dado que don Renato ya le ha comunicado que ira otra vez a su casa el próximo viernes.
Definitivamente la vida de Karina se ha visto trastocada con la enajenante experiencia vivida en su departamento con el jefe de Guillermo. Pensamientos perversos y alucinaciones por doquier son los que atacan la conciencia de la bella administrativa y catequista. Mientras que su marido, sin importar consecuencias, y ajeno a lo que el cuerpo de su atractiva mujer siente, insiste en que deben volver a intentarlo.
Una compañera de trabajo la aconseja después de que Karina le confiesa sus más íntimas aflicciones. Sin embargo, ella se sorprende al escuchar la opinión de su amiga. Esto la deja pensativa y le hace ver la situación desde otra perspectiva; perspectiva que la hará tomar una decisión definitiva, todo con tal de poner fin a sus confusiones.
Karina no puede creer los pecados que casi comete con don Renato, el jefe de su marido. Tiene mucho miedo de contarle a Guillermo todo lo que paso luego de que él se quedara inconsciente debido a la borrachera, incluyendo el fracaso de todo ese estúpido plan. A la mañana siguiente, la hermosa catequista esta muy confundida por las contradictorias sensaciones que la atormentan. Sin embargo, de lo que está segura es de que no quiere volver a saber de ese malvado hombre. Guillermo, por otro lado, lamenta sobremanera que todos sus esfuerzos y el sacrificio de Karina fueran en vano. Pero don Renato ha quedado prendado de la belleza de la esposa de su empleado, y no renunciara hasta hacerla suya.
Karina se ha dado cuenta que su marido ha caído ante su debilidad por el alcohol y que yace inconsciente en el sillón de la sala. Ella, por su parte, libra una acalorada batalla contra los avances de don Renato, el jefe de su marido, quién, sobrepasado por la morbosa situación y la sensualidad de la joven esposa de su subordinado, esta decidido a llevar a cabo cualquier atrocidad con tal de poseer a la hermosa dueña de casa. ¿Podrá Karina resistirse a los avances de don Renato? ¿Qué estrategias ideará el viejo gerente para convencer a la hermosa catequista de complacer sus sucios deseos?
El joven matrimonio ha recibido a don Renato en su hogar. Karina ha hecho su parte, portándose coqueta y sensual. El maduro invitado, sin poder aguantarse, ya la ha toqueteado debajo de la mesa, en presencia de Guillermo, su marido, quien parece ignorante a lo que sucede entre su esposa y su jefe. La hermosa mujer, revolucionada por el alcohol, se verá expuesta a inesperadas situaciones que la mantendrán al limite de la infidelidad. Las rondas de copas siguen fluyendo. ¿Qué sucederá cuando Guillermo, siguiendo su plan, simule caer inconsciente por haber bebido de más?
Guillermo y Karina contaban con el inminente ascenso. Incluso ya lo habían celebrado y planeado la nueva vida que les significaría el abultado nuevo ingreso que venia acompañado del nuevo cargo. Pero todas las esperanzas del matrimonio se ven amenazadas con la llegada de nuevos postulantes que podrían arrebatarle a Guillermo la oportunidad de su vida. Es así que al desesperado marido se le ocurre una peculiar idea para asegurar su nombramiento. Esta seguro que puede aprovechar la belleza de su mujer para terminar de convencer a su jefe, don Renato, de que él es el indicado para el nuevo puesto. Sin embargo, sabe que antes que nada debe convencer a su bella y honesta esposa para que lo ayudé. ¿Cuál será la decisión de Karina?