Una bella mujer y su tío – Cap II

Tatiana está confundida. Se siente culpable por los sentimientos que esta empezando a sentir por don Benito, el marido de su amiga y mentora. También se cuestiona el innatural contacto que mantuvo con la señora Marta. Sin embargo, pese a estas culpas y dudas, no puede evitar desear con desesperación seguir con su entrenamiento. Así, al día siguiente de la fantástica experiencia, donde terminó por beberse todo el simiente de su caritativo vecino, la rubia recibirá nuevamente en su casa a la mujer que le ha prometido convertirla en una digna esposa y amante para su Pedro. Pero la inocente Tatiana no sabe lo que le espera, pues, la única persona que no llegó al orgasmo la tarde anterior y que tiene todos esos deseos acumulados, es precisamente su maestra, con quien se comprometió a seguir todas sus instrucciones.

Cristina siente culpa y remordimiento. Sabe que tío Antonio la ayudó en un momento en que se sentía perdida y dominada por aquellas insanas sensaciones. Esta consciente que después de lo sucedido en la casa del señor Reyes, sus películas, por muy morbosas que fueran, ya no bastarían para acallar los gritos de placer que retumban en su cuerpo. La única solución que tiene a mano, es convencer a su tío-suegro de volver a su antiguo acuerdo. Será capaz la bella esposa y madre de convencerlo para que la vuelva a fotografiar, admirar y chupar.

 Paola vive la desdicha de saberse una mujer traicionada. Sin embargo, encuentra las fuerzas para recuperar su dignidad fortaleciéndose del intenso desprecio que siente por Juan Carlos, el hombre que traicionó su amor y su matrimonio. La atribulada mujer pondrá en marcha un plan que la llevara a reconocerse ella misma y a descubrir que, como mujer, le queda un inmenso mundo de placeres que descubrir. Pero toda partida es difícil. En este capítulo, la ardiente y decidida Paola, partirá armando las piezas de su estrategia, eligiendo a los primeros afortunados que podrán poseer a la mujer de Juan Carlos Mecci.

 Daniel nos sigue contando los acontecimientos de esa tortuosa noche. Se inunda de culpa al darse cuenta que la historia del restaurante podría ser solo una fantasía inventada por Verónica para enardecer la velada. Sin embargo, no se puede sacar de la cabeza el tiempo que su esposa pasó en el segundo piso de la casa de su madre, donde dormía Ramón, su padrastro. Ni se imagina lo que su bella esposa le contará.