Gabriela TP

Gabriela y don Braulio, tomados de la mano, suben juntos las escaleras en dirección a la habitación matrimonial. Ella siente una intensa mezcla de sentimientos de culpa y ansiedad. La situación que se sucede luego está cargada de un morbo muy fuerte debido a los placeres prohibidos a los que se dan rienda suelta en aquel íntimo santuario que es la cama que Gabriela comparte todas las noches con su marido. No obstante, cuando todo acaba, Gabriela se siente consumida por la inseguridad y la duda. Mas tarde, cuando Cesar regresa a casa, ella debe encontrar la forma de mantener su atrevida aventura en el más absoluto secreto. La historia sigue explorando la complejidad de las relaciones conyugales y el conflicto interno que surge cuando las pasiones personales se cruzan con la lealtad y la responsabilidad marital. ¿Cómo manejará Gabriela esta situación y qué consecuencias tendrá su infidelidad en la relación con su marido?

Gabriela está desencantada con la grosera actitud del hombre con el cual creyó poder construir una linda amistad, y no duda en ponerlo en su lugar. Ella se mostrará fuerte, priorizando su estabilidad matrimonial ante todo. Sin embargo, sus emociones y sensualidad no le permiten desentenderse del todo del rudo soldador. Don Braulio, por su lado, perceptivo en cuanto a los sentimientos de su despampanante vecina, se muestra paciente y calculador. Y tal argucia no tarda en dar frutos, cuando Cesar, sin imaginarlo, inocentemente sirve en bandeja de plata a su esposa en la mesa del viejo calentón.

Gabriela, aunque está felizmente casada con Cesar, siente que ha caído en la rutina. Una visita de su odiosa suegra llega a alterar su tranquilo estilo de vida, lo que provoca otra discusión con su marido. Para peor, el arribo de un inesperado vecino, sin ella saberlo, cambiará el curso de su vida. Don Braulio, que ha instalado su taller en el vecindario, queda prendado de la rubia cuando esta interviene en una fuerte discusión que mantenía con su marido.